Mi papa lleva desde hace días una batalla incansable contra las hormigas, las persigue desde la cocina hasta la terraza, desde los cuartos hasta la sala, las sigue en un afán desesperado por recuperar la casa, su casa. Lo que el no sabe, tal vez porque nunca lo leyó aquel famoso libro o tal vez porque es a fin de cuentas el hombre mas terco y trabajador que conozco, es que contra las hormigas coloradas no hay nada que hacer, yo por eso simplemente me dejo picar, tal vez en sueños alguna madrugada me lleven de viaje desde mi cuarto hasta la cocina y de allí paredes arriba hasta la terraza, para así amanecer tendido al sol.
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