La mujer de los lunes

La mujer de los lunes entro como siempre a su oficina, era una visita ya habitual en su agenda, el la atendía mas por caridad que por necesidad además el nunca le creyó una sola palabra de lo que decía, pero esa vez ella dijo que en febrero llegaría otra mujer, ella lo vio en las cartas, igual en las cartas el tampoco nunca creyó, pero esa vez tuvo cierta esperanza, cierta sensacion de que por primera vez algo diferente a la implacable crudeza del mundo marcara su destino, ese febrero la mujer blanca como un jazmín doliente no llego, tampoco llego la felicidad ni la tranquilidad que predijo la mujer de los lunes. tal fue la angustia que sintio de saberce sin destino que el se sentó a a ver morir el sol esa tarde de marzo y a esperar lo unico que desde siempre sabia que era seguro y que por ningun motivo estaria borrado de su destino. Se sentó a esperar la muerte con la paciencia propia de los jubilados. pero la muerte también se retaso y llego solo tres años después una noche de enero en luna nueva, esta vez la dosis de heroína que entraba a su cuerpo por una sucia aguja clavada en su brazo no le dejo ver la luna, las estrellas ni a la mujer blanca y pálida que a gritos lo llamaba de su sueño de muerte, el no la escucho tampoco la sintió, solo sintió el dolor de la aguja enterrada en su brazo famélico y podrido, sintió la tensión en los músculos de la cara, sabia que algo anduvo mal pero no le importo al final descanso de la soledad, no de esa soledad de la que todos se quejan sino de la soledad de saberse sin siquiera con uno mismo. A la mañana siguiente la mujer de los martes la visito en su oficina y ella la recibió con una cachetada sintiéndose mas estafada que desahuciada y mas estupida que nunca por creer que el hombre trigeño y delgado del que hablaban las cartas la esprababa una noche de enero acostado en el portico la estacion, dormido y dispuesto a ser despertado por ella para vivir siempre a su lado.....