DRAMA DE UN ARRIMADO
Por Potter & Lord Teksuya.
El concepto de propiedad data desde la formación de primitivas sociedades, por ejemplo los neandertales compartían derechos de propiedad, como el derecho a cazar venado en determinados valles boscosos. En la Edad media se aplicó por primera vez el concepto de propiedad a la tierra, como tenencia exclusiva de monarca e iglesia en el sistema feudal.
Luego las distintas revoluciones que se sucedieron en la historia de la humanidad, dieron un inestimable valor a la propiedad privada, a la tenencia de la tierra, y la propiedad personal, tanto que por ejemplo en algunos de nuestros convulsos países, no es el uniforme el que hace violentos a algunos agentes de guerra, si no el olor de la tierra y su posesión, que como a las lombrices y demás entomofauna del suelo, les hace sentirse en su elemento y sin el pueden morir.
Pero se preguntarán a que se debe este prefacio conceptual con el titulo de este post, pues resulta que el suscrito decidió dejar toda su vida atrás y empezar una nueva etapa, para ello contó con la desinteresada ayuda de una amiga quien se ofreció a brindar su hogar como un espacio de transición mientras mi vida iba retomando un nuevo curso, es decir mientras conseguía trabajo, y un lugar donde vivir. Pero su bondadoso ofrecimiento parecía sencillo y fácil de sobrellevar, sin embargo es en el día a día donde se puede llegar a comprender los alcances del concepto de Propiedad privada.
Me desperté cansado a causa de un molesto viaje de más de 11 horas en clase turista, eran eso de las 9:30 de la mañana me di media vuelta para sentir el aire helado que entraba el cristal roto de la ventana, la luz era diferente, la disposición de las cosas aunque familiar me era ajena, había una sensación de humedad y el mismo olor a guardado que sentí cuando abrimos por primera vez la habitación de la abuela cuatro años después de su muerte, fue entonces cuando un escalofrió me recorrió el estomago, estaba en otra ciudad, en una casa ajena, en el cuarto de huéspedes que no usaba nadie y peor aún estaba de Arrimado!
Consciente de la situación me levante como un resorte, era tarde y no quería dar una mala impresión a mis anfitriones, entre al pequeño baño que había en la habitación, lave mi cara, hice pipi sentado para evitar algún accidente y enjuague mi boca con gárgaras de agua lo más fuerte que pude porque sabía que encontrar mi cepillo de dientes implicaba desocupar toda la maleta, como pude me arregle el cabello y salí con la mejor disposición del mundo a saludar a mi nueva familia temporal.
La puerta del cuarto que me habían asignado daba justo a la cocina y los encontré a todos ahí reunidos desayunando en familia, les regale mi mejor sonrisa, dije buenos días a todo pulmón y ellos me miraron inicialmente con otra gran sonrisa, pero lentamente esa sonrisa se volvió una gran mueca, eran las 10:01 de la mañana ellos estaban desayunando y yo estaba desnudo......
Sin embargo el primero en reaccionar fue, una gigantesca perra Doberman con las fauces más amplias que un cocodrilo del Nilo, y se aferro a mi afelpada y aterciopelada nalga izquierda, mientras todos gritaban frenéticamente, aún desconozco si es por la perra o por mis nalgas; regresé corriendo al minúsculo refugio, me golpeé el dedo meñique del pie derecho y sentí como traqueaba la falange distal.
Nada podía estar peor, hasta que escuche la voz melodiosa de la hija mayor de mis anfitriones, una cebada y regordeta cuarentona, soltera y con unos bigotes más festivos y bufones que los de Dalí; Ella decía: “Uju… amigo no te preocupes, yo hice un curso de enfermería y con un poco de yodo, alcohol y tres soplidos cariñosos, esa nalguita queda como nueva”.
Recé, elevé plegarias, preces, suplicas divinas, invocaciones y jaculatorias, pero ningún espíritu divino me desapareció y me regresó a mi casa. Estaba sangrando y la rinoceronte libidinosa seguía preocupada y ansiosa. Entonces llegó a mi una reflexión: “Si eres un arrimado, jamás puedes cuestionar una desinteresada ayuda dentro del predio que te alberga”.
Pasaron los días, y algunas heridas cerraban, las de mi decoro, mi pudor y mi nalga izquierda; sin embargo el asunto era aún tema de todos los almuerzos y las risotadas del macho alfa, el padre, eran humillantes. La rolliza hermana no podía dejar de mirarme a los ojos durante cada encuentro alimenticio, el hijo menor había publicado en Facebook las fotos que tomó con su celular, en una secuencia donde corro, soy alcanzado por la fiera y cuando la hermana golpeaba la puerta, ya tenia 1000 visitas y 30 comentarios.
El estar de arrimado me generaba un inherente deber dentro de la casa, lavar los platos y todos los utensilios de cocina después de cada comida, la cocina debía quedar centelleante, lustrosa y refulgente era mi manera de pagar los beneficios nutricionales.
Así sucedieron los días en una tranquilidad distorsionada y caricaturesca pero al fin y al cabo tranquilidad, pero a la cuarta semana de mi estadía paso lo inevitable, vi como un hombre chiquitico y delgado se acercaba a la puerta se agachaba y dejaba bajo la puerta dos hojas de papel que en ese momento no me causaron el mayor interés, solo fue hasta ya entrada la noche cuando el macho alfa toco “mi habitación” traía en su mano uno de los dos papeles y me pregunto en tono burlón:
-Usted es de Cali?
-yo inocentemente conteste: claro…. No ve esta sabrosura que llevo en el alma.
- Ah, qué bueno mijo, tenía una duda.
Me pasa el papel blanco y me dice:
-Ahí le dejo la empresa de teléfonos, son $300.000 de llamadas a la sucursal del cielo, “vé” hay que pagarlo el viernes espero su aporte.
Hizo un gesto de disparo con su dedo índice dijo buenas noches y salió de la habitación, en el pasillo escuche risitas que salian de su boca y la de su hijo menor.
Realmente el dedo si disparo y me dio donde más me dolía, -el bolsillo-. Lo único que hice fue maldecir toda la noche y pensar en qué momento hable tanto tiempo por teléfono, porque había hecho ese gesto con el dedo, el porqué de su risa burlona y de donde iba a sacar el dinero que en ese momento no tenia para pagar la dichosa factura.
Esa noche no pude dormir, la idea de verme lavando platos, posando desnudo para el niño de la casa y practicándole sexo oral a la cuarentona regordeta, me causaban el peor de los sufrimientos, había pasado de “arrimado convencional” a “arrimado con deuda para con el hospedante” y aunque de difícil separación teórica, porque arrimado no deja de ser arrimado, en la practica la diferencia resultaba abismal.
Entonces, hice lo que todo hombre adulto, medrado y responsable habría hecho:
-Alo? Mamaaaaá, necesito que me mandes $300.000 pesitos, es que hice un daño y tengo que pagarlo, tu sabes mamá que no te pediría nada, si fuera estrictamente necesario.-
-Pues trabaje mijito, como decidió irse de la casa, asuma sus responsabilidades como todo un hombrecito hecho y derecho.
Llega uno a preguntarse ¿Qué Diablos lleva a una persona a abandonar el “Hotel Mamá”?. Acaso no tiene uno todo en casa sin el menor esfuerzo? Ropa lavada y planchada con amor, tres deliciosas y caseras comidas, el aroma de un chocolate caliente todas las mañanas invadiendo hasta el ultimo de los rincones de ese afable hogar. ¿Por Qué entonces tenemos ese impulso a aventurarnos a los vejámenes de la calle, de la independencia, de la soledad lejos del regazo cálido de nuestra madre?
Bueno, la razón es el fomento, el estimulo, la tentación y la vehemencia que conlleva implícitamente el sentir del concepto de la propiedad privada, queremos nuestro espacio, nuestras cosas, nuestro manejo del tiempo y un espacio tranquilo para procrear, o al menos para practicar sin efectivos resultados. Pero encontrada la razón de este enigma, seguía el problema latente: De donde putas iba a sacar $300.000 pesos para pagar esa cuenta de teléfono, sin trabajo, sin ahorros, sin … sin… nada!. Esa era mi primera certeza de propiedad privada, tenía NADA!
Me preocupe, realmente lo hice. Esa noche me acosté y mire el techo por horas pensé en mi casa, mi familia y todo lo que había dejado, entonces supe que no deje mi casa por tener un espacio o por buscar un mejor empleo, deje mi casa para ser yo, para darle el espacio suficiente a mi alma para poder crecer, me di cuenta que tal vez estaba en un aprieto pero que era minúsculo comparado con los que tendría que superar entonces entendí que aunque no supiera que sería de mi mañana tenía todo un nuevo día para volver a inténtalo.
PD: Gracias potter por hacerme recordar esos tiempos en los que se escribia sin parar y simplemente por que SI, realmente esos fueron años geniales
Hello world!
Hace 5 años
2 comentarios:
De nada parcero! De verdad me emocioné mucho haciendolo. Creo que no hemos perdido el tino!
Tus aportes siguen siendo sumamente fascinantes y llenos de una inventiva que solo la fluoxetina hace aflorar !
Un abrazo infinito!
ahhhh mi amado prozac.... de vez en cuando me compro una cajita para ver el mundo como el resto de los mortales, mientras tanto a pan y agua y aguantando!!!
ya sos famoso!!!
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